El glaucoma es una enfermedad que tiene un origen y también una evolución, sin embrago esta será diferente dependiendo del tipo del glaucoma al que se refiera:
- Glaucoma de ángulo cerrado: Un diagnóstico precoz de este tipo de glaucoma permite un tratamiento adecuado y una muy buena recuperación. En el caso de que el paciente no reciba un tratamiento adecuado, puede perder la vista de una manera irreversible.
- Glaucoma de ángulo abierto: En este tipo de glaucoma la enfermedad actúa dañando de una forma lenta y crónica al nervio óptico. Este proceso puede llegar a durara varios años y un tratamiento adecuado puede llegar a detener o retrasar el daño que le provoca al nervio óptico.
- Glaucoma congénito: En este tipo es especialmente importante recibir un tratamiento de manera adecuada e inmediata. De esta manera se puede evitar la ceguera en los pacientes que han sido afectados por esta enfermedad. Sin embargo, un tratamiento adecuado y a tiempo no va a evitar que se produzcan perdidas irreversibles en la visión.
- Glaucoma secundario: Este glaucoma puede estar afectado por varias enfermedades, que tienen como alguno de sus síntomas el glaucoma. Dependiendo de cuál sea la enfermedad que lo ha provocado, la evolución será diferente en cada caso.
Como ya se sabe, el glaucoma no se puede curar, pero sin embrago si se puede detener su evolución con distintos tratamientos.
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